lunes, 9 de julio de 2012

Disfrutar la vida

Estoy viva. Aún me quedan mil cosas por hacer, mil experiencias por delante, mil derrotas, mil victorias, saborear lo extraño, explorar la vida, sentirla. Descubrir la gravedad cero, ser comida con la mirada, regalar sonrisas, llegar a la cima de una montaña, perderme en una isla desierta, encontrarme a mí misma, bailar hasta el amanecer, quedarme despierta solo para ver las estrellas, quedarme despierta solo para verlo soñar…
Vivir. Una palabra tan usada, pero tan mal empleada, equivocados todos en su significado, o al menos, la mayoría. No creo que nadie sepa lo que en realidad significa esta palabra, su complejidad. Mil historias escondidas detrás de cinco letras, cinco letras que lo significan todo, diferente significado para cada uno. Aún yo misma estoy intentando encontrar la definición perfecta.





Vivir… se trata de hacer que cada momento de tu vida, cada milésima de tu existencia sea irrepetible, saturada de felicidad; se trata de sufrir, de aprender de la vida, de saber sobrellevar los momentos difíciles, de tirar pa’ lante sin mirar atrás, de saber reir, pero saber llorar, de ser sinceros, pero no callar ante lo injusto, siempre; y, si quieres algo, ir a por ello, con todo tu esfuerzo, tus ganas, con la felicidad de quien está convencido de que lo conseguirá… inténtalo hasta que lo consigas. Mejor dicho, no lo intentes, hazlo.

 


No planifiques tu vida pensando que ello te hará más feliz en un futuro. No hagas planes. Disfruta cada segundo de tu vida como si fuera el último, el último suspiro, el último abrazo, el último beso. Porque si no disfrutas ahora, en este mismo instante de tu oportunidad, la acabarás perdiendo. Se irá, se esfumará, no quedará rastro de ella, se irá tan rápido como ha llegado y te quedarás solo con el vago recuerdo de unas miradas llenas de amor y unas promesas ahora ya vacías. Perderás eso que llevabas esperando tanto tiempo con unas simples palabras, unas palabras que ya pronunciaste. Y ya está, el daño está hecho, no hay vuelta atrás. Lo has perdido.

Vivir significa aprovechar todo cuanto te rodea, sentirte lleno de emociones, aprender, enseñar, recordar… recordar momentos felices, momentos llenos de satisfacción, mirar atrás y ver que te has convertido en quien querías ser.
Mirar atrás y pensar que la vida te está tratando bien o, al menos, no peor de lo que te podría estar tratando.


Venga, recordad, dejar que cada parte de vuestro cuerpo se llene de ese sabor a tiempos ya pasados. Pasados, pero tan dulces… aún frescos en la mente, aún capaces de hacerte estremecer. Dejar que cada parte de vuestro cuerpo se llene de vida.
Recuerda la calidez del primer beso, los escalofríos, su aliento, tu miedo, sus manos, tu deseo...
Recuerda esa vez que te prometiste algo, y lo cumpliste, superando toda dificultad, el orgullo de alcanzar una meta, lograr un sueño, poder con eso y mucho más…
Recuerda la calidez de un abrazo sincero, una amistad de hierro, porque creo en una amistad inagotable, y nadie me quitará esa idea.
Recuerda el reencuentro con alguien, volver a sentirte entre sus brazos, oir su dulce voz, saber que os queda un largo tiempo por delante uno al lado del otro.
Recuerda el último día de clase, la emoción, la risa, el verano, el olor a libertad.
Recuerda esa sensación de ingravidez, recuerda lo que es ver a esa persona, y saber no que es tuya, sino, algo mucho mejor, que te quiere, y que, en ese mismo instante, haría cualquier cosa por estar contigo.
Recuerda todos los elogios, que guapa estás hoy, te veo muy bien, qué maja eres, les has caído muy bien, tus ojos brillan, tienes el pelo precioso, transmites positividad y… ¿por qué no incluirlo aquí? Tu boca me llama.


Lo dije una vez, y lo volveré a repetir, tres palabras que lo significan todo pero que no especifican nada…
DISFRUTA LA VIDA, vívela tal y como tú lo desees, eres dueño de tu pasado, tu presente y tu futuro. Vive tu vida de tal modo que al final de ella, si te dieran la oportunidad de volver a nacer, pidieras vivir tal y como recuerdas, aprovechando cada minuto de felicidad inagotable.



Galletas Gullón


   La empresa de alimentación Galletas Gullón S.A. esconde una gran historia y tradición, con dos plantas de producción ubicadas en la población palentina de Aguilar de Campoo. Continúa apostando por un innovador proyecto de desarrollo tecnológico con el que espera mantener su posición entre las empresas líderes del sector. Galletas Gullón, S.A. se ha convertido en la galletera de mayor superficie en España y con las instalaciones más modernas y mecanizadas de Europa y tiene el prestigio de ser la única galletera centenaria que permanece en manos de la familia fundadora.

   La penetración de la firma en el mercado internacional y el lanzamiento al mercado de nuevas gamas de productos son, sin duda, claves del proyecto empresarial diseñado por la empresa galletera.



   Más de sesenta países de los cinco continentes importan productos elaborados por la firma y, como señalan responsables de la empresa, el 20 % de la facturación procede ya de las ventas en mercados extranjeros.

   Desde que en los años 80 ampliara su línea de productos con nuevas especialidades, la inversión de Gullón en Investigación y Desarrollo ha aumentado progresivamente para hacer frente a las demandas de todo tipo de consumidores. En la actualidad, pasa por ser considerada como la industria galletera con una mayor diversidad de productos y ha fortalecido su liderazgo en el segmento de la galleta-salud.




   En cuanto a la historia de Galletas Gullón, decir que fue fundada en 1892 para fabricar y comercializar un producto que en aquella época desconocía la sociedad española, la firma galletera Gullón arrastra una rica y centenaria tradición, y pasa por ser considerada como una de las empresas creadoras de las galletas tradicionales (Marías y Tostadas). Desde entonces, Galletas Gullón S.A. se ha distinguido por un espíritu de continua renovación que la ha llevado a ser premiada con diferentes galardones y reconocimientos.

   Las galletas María, una de las señas de identidad de la industria galletera, habían conocido su aparición durante la segunda mitad del siglo XIX, en Inglaterra, como homenaje de la empresa Peek Frean and Co. Ltd. al enlace matrimonial de la gran Duquesa María de Rusia con el duque de Edimburgo. Entonces, las características de este producto –entre las que destacaba su valor alimentario y su fácil conservación- motivaron su inclusión en la dieta de los buques que cubrían importantes rutas comerciales, así como su posterior lanzamiento al mercado.

   La última década del XIX marcaría la introducción de las galletas en nuestro país, concretamente de la mano de un puñado de empresas ubicadas en la Villa de Aguilar de Campoo (Palencia), entre las que también se encontraba Gullón. Durante varias décadas, todas las galletas consumidas en España salieron, además, de los hornos de la localidad palentina. El espaldarazo definitivo a la firma se produciría cuando la Infanta Isabel, hermana del Rey Alfonso XIII, introdujo su consumo en palacio, escogiendo a Galletas Gullón como «suministradora Oficial de la Casa Real». La fructífera relación entre la monarquía y la empresa palentina daría un nuevo impulso cuando Gullón –para corresponder al trato dispensado por la familia real- elaboró un tipo especial de galleta a base de miel y azúcar quemada en peroles de cobre, y denominada «Palacios». Como recogen los testimonios de viejos galleteros aguilarenses de la época, aquellas galletas «eran las predilectas del Rey Alfonso».

   El inicio la Guerra Civil, que supuso un paréntesis en la producción de muchas de las empresas del sector, daría lugar a imposiciones sobre la obtención de trigo y otros cereales. No obstante a este «racionamiento», Galletas Gullón lograría mantener niveles similares de producción y asegurar un abastecimiento ininterrumpido de harina, debido –en gran parte- a su situación estratégica en una de las zonas de mayor producción de trigo nacional.

   A partir de los años 50, responsables de Gullón comenzarían un proceso de diversificación sobre sus productos tradicionales, con el lanzamiento al mercado de las galletas Marías y Tostadas Doradas, denominadas así por el baño de aceite de coco que recubría su cara y que le confería ese particular aspecto. Asimismo, de aquella época data también la fabricación de barquillos y rosquillas bañadas en chocolate, así como la elaboración de pastas.

   Más recientemente y tras un continuado esfuerzo inversor y de renovación tecnológica, Gullón dio un giro en su política comercial al crear la primera galleta integral del país y, desde 1986, fabricando las tradicionales galletas clásicas y doradas mediante el uso de aceites vegetales. Desde entonces, la firma galletera elabora una amplia gama de productos; tostadas de fibra, surtidos, pastas caseras, galletas con vitaminas, bizcochos, galletas saladas «Tercer Mundo» son, entre otras, algunas de las especialidades que han permitido a la industria aguilarense mantenerse en la vanguardia del sector, colaborando estrechamente con universidades y diversos centros de Investigación.

   Los años posteriores han destacado por la gran variedad de productos desarrollados por la empresa debido a los departamentos de I+D+i y de Nuevos Productos, dedicados al estudio de nuevas fórmulas que satisfagan las necesidades de los consumidores. En el año 2002 se lanzó la LINEA DIET NATURE, productos aptos para diabéticos al no utilizar lactosa, ni fructosa, ni sacarosa.



   Con todo, Gullón ha sentado las bases para mantener su posición de liderato en el sector. Sus inversiones en capital técnico y humano la convierten en una empresa moderna, en consonancia con el siglo XXI. Además, su compromiso con la comarca de Aguilar de Campoo se mantiene inalterable como prueban las nuevas instalaciones y los proyectos en los que participa.