Me encantas...

    Es la frase que mejor define la locura en la que me envuelves. Tus besos encienden en mí un fuego que no se apaga con nada, viajan entre mis labios y mi cuello, y resbalan enredándose en mi pelo...

   Tus abrazos hacen que nuestros cuerpos se derritan, que las respiraciones se aceleren y las miradas se intensifiquen. Te abrazo y tu bajas por mi espalda, buscando territorios prohibidos y cargando la atmósfera cada vez de más y más intensidad...

   Tus besos me queman, te siento tan mio y tan adentro. Tus besos son adictivos, me envuelven en una nube de deseo, no puedo apartarme, no puedo dejar de pensar en ti.

   Siempre estamos jugando al despiste, al quiero y no puedo, al puedo y no debo. Jugamos a estar juntos, a perdernos por cualquier rincón y a confundirnos entre tanto juego.

   Porque lo nuestro es fuego, es pasión, es deseo... es estar juntos, es el dolor de la distancia del pensamiento, es soñarte, pensar que tú también me sueñas... es verte, encontrarte, perderte, confundirte y dejar que me lleves... es juego, es partida ganada, perdida, empatada, eres tú... soy yo...

   Y cada momento de intimidad, la prisa nos puede, vuela la ropa, una camiseta por aquí, un cinturón por allá. Me muerdes el cuello. Duele, pero me gusta... Te beso, te acaricio... Tu mordisqueas mis labios, vuelves al cuello... Yo te susurro al oído... y nos fundimos en un solo ser... porque te quiero... y quiero que estés siempre a mi lado.